Imagínese usted que, por azares del destino, toma la ruta equivocada cuando se encontraba viajando en carro y termina en un pueblo fantasma donde el día es la noche y la noche es el día. Así el gran Hayao Miyazaki empieza su magnífica obra: “El viaje de Chihiro”.
Chihiro, una pequeña y curiosa niña, se encuentra en una aventura, o quizás pesadilla, en la que jamás pensó ser la heroína. Y es que, a lo largo de la historia, Chihiro hace lo posible e imposible para recuperar a sus padres, quienes fueron trasformados en cerdos a manos de un hechizo hecho por Yubaba, quien es la bruja que dirige todo el pueblo, debido a que se comieron sin pedir permiso todo un banquete hecho especialmente para los dioses. Así, tiene miles de trabajadores que limpian los baños, cocinan, atienden, entre otras actividades que podríamos imaginarnos que requiere un negocio de baños termales.
Es por ello que Chihiro tiene una sola meta a lo largo de la historia: recuperar a sus padres y romper el hechizo del que son presos para así poder convertirlos en humanos. Para ello, Chihiro se ve obligada a seguir las reglas que le dice Haku, un niño aprendiz y mano derecha de Yubaba, quien le señala que debe conseguir trabajo en el pueblo para así poder quedarse en el mismo ya que, de lo contrario, Yubaba simplemente la exterminaría. Para ello, Chihiro primero debería ir donde Kamaji, una suerte de humano con muchas extremidades flexibles, a pedirle que le permita ser su ayudante en las calderas para luego poder dirigirse hacia Yubaba.
Todo ello suena a una misión imposible, partiendo del hecho de la autoridad y poder ejercido por Yubaba y la desventaja en la que se encontraba Chihiro por el solo hecho de ser humana. Sin embargo, es pertinente preguntarnos ¿en nuestro mundo dicha misión también sería imposible? He aquí el punto jurídicamente problemático de la historia: Chihiro es una niña que trabaja en dicho mundo paralelo, lo cual, en términos jurídicos, sería contrario a la ley, pero que, sin embargo, como hecho es perfectamente posible, dado a que es una realidad que los niños trabajen en nuestro país. A continuación, buscaremos analizar cómo es que se desarrollan “las relaciones laborales” en dicho pueblo, la legalidad del “contrato de trabajo” de Chihiro y el problema de la trata de personas, problema no ajeno en nuestra sociedad.
El trabajo en el pueblo fantasma: ¿existen las relaciones laborales?
Como mencionamos en el inicio, Yubaba es la bruja que dirige al pueblo fantasma y los baños termales. Por ello, ella es quien da trabajo a las personas y quien prácticamente los domina, dado que hace que pierdan su identidad y su nombre otorgándoles uno nuevo hasta que ellos se olviden quiénes son y de dónde vinieron. Así, la relación laboral en el pueblo no es una acorde a lo que los ordenamientos de la mayoría del mundo siguen: uno donde si bien hay asimetría entre empleador y empleado, existen derechos laborales y principios que hacen que no desemboque en una explotación; al contrario, en esta suerte de mundo paralelo Yubaba domina a todos, haciéndolos trabajar en exceso.
Asimismo, no se cumplen los tres elementos de una relación laboral: la prestación personal, la subordinación y la remuneración. Si bien el primer elemento se cumple, los otros dos no. Primero, debido a que la subordinación no significa una dominación total sino una posición bajo la cual se debe seguir las instrucciones y directrices del empleador. En cuanto a la remuneración, esta no existe, dado a que no hay una contraprestación por el trabajo que realizan sino solo una suerte de permiso para que vivan en el pueblo, así como un lugar donde dormir.
Por ende, los contratos firmados entre los habitantes del pueblo y Yubaba no son verdaderos contratos laborales. Solo es un acto simbólico mediante el cual Yubaba reafirma su poder y cambia sus nombres para hacer que se olviden de sus identidades y así poder dominarlos.
Los mil oficios de Chihiro
Al igual que los otros seres que trabajan en el pueblo, Chihiro firmó un contrato, donde se establecía que quedaba bajo las órdenes de Yubaba. ¿Acaso esto es legal en el Perú? Jurídicamente no. El artículo 51, inciso 2 del Código de Niños y Adolescentes señala:
“Para el caso de las demás modalidades de trabajo la edad mínima es de catorce años. Por excepción se concederá autorización a partir de los doce años, siempre que las labores a realizar no perjudiquen su salud o desarrollo, ni interfieran o limiten su asistencia a los centros educativos y permitan su participación en programas de orientación o formación profesional (…)”.
De acuerdo al artículo citado, podemos afirmar que el trabajo de menores de edad no es incompatible con nuestro sistema. Así pues, la regla general es que la edad mínima sea de 14 años y, por excepción, la de 12 años. Sin embargo, esta regla no debe ser entendida como si se estuviese hablando de la regulación respecto a una persona adulta, dado a que los menores de edad tienen una protección especial, lo cual hace que la regulación no sea la misma. Así, se entiende que el trabajo, para que sea permitido, no debe afectar al niño en una serie de aspectos, tales como desarrollo físico, mental, moral, entre otros. Así, en el artículo 22 del Código de Niños y Adolescentes señala que no está permitido el trabajo que ponga en riesgo o peligro la vida, integridad, salud o desarrollo del menor.
A partir de lo dicho, podemos señalar que el trabajo realizado por Chihiro, de encontrarse en nuestro ordenamiento, sería contrato a la ley. Sin embargo, Chihiro es apenas una niña de alrededor de 10 años, por lo cual no cumple con el mínimo de edad que establece el Código.
Por otro lado, el trabajo ejercido por Chihiro era realmente peligroso y la sobreexponía afectando su desarrollo físico y mental. Basta recordar el primer trabajo realizado por Chihiro para poder aceptar y agradar a Kamaji, el pseudohombre con rasgos humanos pero con muchas extremidades largas y flexibles encargado de la caldera y de producir el agua para los baños termales, quien hizo que Chihiro cargara pesados trozos de carbón para así avivar el fuego. Chihiro apenas podía cargar un carbón con ambas manos, a comparación de los pequeños seres que ayudaban a Kamaji, que no le llegaban ni a la altura de los tobillos.
Otro trabajo que afectaba físicamente a Chihiro era el de limpiar las grandes tinas en la que se bañaban los dioses. Por tinas no debemos entender a una que ocupe un baño de un departamento, sino una de longitudes tales como una piscina olímpica, o incluso más. Chihiro debía limpiarlas solo con un trapo y abundante agua, sin tener los cuidados debidos ni mucho menos los implementos necesarios. La peligrosidad era tal que Chihiro resbalaba continuamente y, en una ocasión, casi queda ahogada.
En sí, las labores que realizaba Chihiro eran extremadamente peligrosas y duras, lo cual la afectaba claramente físicamente. En cuanto a la afectación mental, Chihiro tenía constantes pesadillas y se encontraba en un estado de constante alarma; es decir, sumida bajo el estrés.
Finalmente, el trabajo realizado por Chihiro resulta nuevamente contrario a ley por el número de horas por jornada. De acuerdo al artículo 56 del Código, los menores de entre 12 y 14 años, solo pueden trabajar cuatro horas diarias. Evidentemente, Chihiro trabajaba mucho más que eso, dado a que las jornadas se dividían por noche o día. Es decir, apenas empezaba a amanecer, las labores recién paraban y viceversa; apenas empezaba a anochecer, las labores empezaban. Como se sabe, la noche que conocemos no dura solo cuatro horas, sino mucho más.
Por todo ello, el trabajo realizado por Chihiro resulta contrario a nuestro ordenamiento, por afectar de manera reiterada y con gravedad los derechos establecidos para los menores y por desnaturalizar la institución del trabajo de los mismos. Ello debido a que nuestro ordenamiento establece una regulación especial, en la cual se protege a los niños y adolescentes con el fin de que el trabajo no desemboque en una explotación y en una afectación a su vida, desarrollo e integridad.
¿Trata de personas en el mundo paralelo?
Los humanos no son bienvenidos en el pueblo y, de estar en dicho mundo, su suerte es desalentadora: terminar siendo convertidos en cerdos o carbón o trabajan en las peores condiciones para Yubaba, siendo prácticamente esclavos. Así, Chihiro, al implorarle a Yubaba que le diera una oportunidad para poder trabajar ella le dice: “eres una niña muy débil, no me vas a servir para nada”. Sin embargo, Chihiro vuelve a insistir, a lo que Yuabba acepta describiendo el trabajo a realizar como “el trabajo más duro, más desagradable que tengo, hasta que te deje totalmente agotada”.
Chihiro no es la única humana en dicho pueblo; al contrario, existe un buen número de humanos trabajando para Yubaba. Así, sus compañeras de dormitorio son humanas, quienes se dedican a asear todos los baños termales. Entonces, es claro que Yubaba a todo humano que pise el pueblo, lo someterá a trabajos durísimos, siendo el precio por estar vivos y no terminar siendo cerdos o carbón.
Básicamente, debemos entender por trata de personas a la explotación de las mismas con meros fines económicos. De acuerdo a UNICEF[1], la trata de personas tiene diversos matices, siendo el pertinente al caso aquel que acoge a personas recurriendo al abuso de poder o a la situación de vulnerabilidad del otro. Evidentemente, Yubaba aprovechaba la situación de desventaja de los humanos ya que no tenían otra opción, siendo los mismos una mano de obra barata: solo recibían alimentos y un lugar donde dormir, configurándose una clara explotación económica.
Quizás se estén preguntando: ¿y quién vendría a ser el tratante? La respuesta no es tan obvia en este caso, ya que no existen otros humanos quienes puedan asumir ese papel. Debemos tener en cuenta que nos encontramos en un mundo paralelo, donde el orden de las cosas es distinto al que conocemos. Entonces, si bien en este caso no hay un tratante que sirva de medio para traficar a los humanos, existe un hechizo que actúa como tal. Y es que debido al hechizo, todo los humanos que se encuentren en dicho mundo, sí o sí tendrán que encontrarse bajo el dominio de Yubaba.
Reflexiones finales
No cabe duda que el viaje de Chihiro, valga la redundancia, es el viaje más alucinante y quizás tormentoso para otros, que uno pueda experimentar. Chihiro se aborda a un mundo paralelo, donde se encuentra contra la corriente, teniendo que superar diversos obstáculos para así poder salvar a sus padres.
Parte de esos obstáculos, es el tener que trabajar para Yubaba en los baños termales en las peores condiciones que puedan existir. Es esta labor la que permite a Chihiro poder sobrevivir en dicho mundo, habiendo sufrido daños físicos y mentales a causa de ello.
Es así que, queda claro, que el mundo en el cual reina Yubaba no existe protección alguna para los empleados ni mucho menos un orden jurídico que los ampare y regule. Así, existe un dominio total por parte de la misma, donde no existe distinción de edades, límites del empleador, ni mucho menos, lo más vital, derechos.
[1] Para mayor información, revisar http://www.unicef.org/lac/Informacion_basica.pdf