“Ustedes han accionado con poder ilimitado y sin supervisión; eso es algo que el mundo ya no va a tolerar” – Thaddeus Ross (Capitán América: Civil War)
(ADVERTENCIA: El siguiente artículo contiene referencias explícitas a la película Capitán América: Civil War)
A fines del pasado mes de abril se estrenó una de las películas más esperadas por los fans del mundo de los cómics y el universo cinematográfico de Marvel: Capitán América: Civil War. Con un contingente de publicidad impresionante, trailers que nos dejaban más que emocionados por la adición de ciertos súper héroes y una expectativa inmensa sobre su contenido por lo dejado entrever de la historia, Capitán América: Civil War prometía no solo un rato de entretenimiento para quienes fueran a verla, sino una interesante línea argumentativa por lo visto en las películas anteriores con las que guardaba conexión (tales como Avengers: Age of Ultron y Captain America: The Winter Soldier).
Sin embargo, al ver la película nace en uno el reconocimiento de dos verdades, al menos para aquellos que hemos quedado encantados por su desarrollo: primero, es imperativo ir a ver la continuación; segundo, Capitán America: Civil War aborda temas más complejos que una simple lucha de dos bandos de súper héroes. Y es que el eje central de la película lo deja ya claro: el desacuerdo entre Iron Man y el Capitán nace a partir de la firma de los denominados Acuerdos de Sokovia. El indudable contenido jurídico de los documentos que conforman dichos Acuerdos nos pone a la tarea de analizarlos en el presente artículo desde el Derecho Internacional y evaluar el contenido que se desprende de ellos a partir de lo que vemos en la película.
¿Por qué deciden crearse los Acuerdos de Sokovia?
Una de las primeras escenas de Capitán América: Civil War nos muestra a los Vengadores en una misión para detener a un grupo terrorista liderado por Crossbones (Brock Rumlow) cuando pretendían robar un arma biológica en Lagos, Nigeria. A pesar de lograr detenerlos eventualmente, la pelea toma un giro trágico cuando Crossbones decide suicidarse e intenta matar al Capitán en el proceso. Aunque la Bruja Escarlata (Wanda Maxinoff) logra contener dicha explosión, al intentar alejarla la lleva cerca de un edificio donde se encontraba un grupo de cooperantes de Wakanda y varios de estos mueren mientras que otros resultan heridos.
La noticia causa gran revuelo a nivel internacional y despierta un debate que parecía paralizado tras los hechos desatados en Sokovia durante la lucha contra Ultron: ¿cómo podían los Vengadores declararse defensores de la humanidad cuando en su búsqueda de la paz dejaban muertos, heridos y destrucción? ¿Cuál era el parámetro bajo el que medían su poder al intentar proteger a la humanidad?
En paralelo, Tony Stark (Iron Man) se encuentra brindando un discurso a estudiantes admitidos en el MIT[1], instándolos a la investigación y a perseguir sus objetivos. Luego de culminar con la noticia de que otorgaba becas a todos para que pudieran llevar a cabo sus proyectos, se retira del auditorio con una mirada un tanto vacía. Mientras camina pensativo y se aleja de la algarabía, se encuentra con una mujer que parecía estarlo esperando: es madre de uno de los fallecidos en Sokovia a raíz de la pelea que sostuvieron los Vengadores con Ultron. La conversación afecta a Stark a niveles insospechados, dejando la idea en su mente de que la labor de los Vengadores debía ser controlada para evitar tragedias iguales.
Aunque todos los Vengadores muestran signos de sentirse muy afectados por lo sucedido en Sokovia y los posteriores hechos en Lagos, no todos reciben de buena manera la noticia de Thaddeus Ross, Secretario de Estado de EE.UU., cuando acude con Stark al complejo de los Vengadores: se encuentra en proceso desde la ONU la aprobación de los denominados Acuerdos de Sokovia.
¿Cuáles eran los parámetros que imponían los Acuerdos de Sokovia?
A pesar de que el grupo se divide en cuanto a la firma de los Acuerdos, ya que el Capitán no se encuentra de acuerdo con su firma, podemos ver una escena donde la Asamblea General de las Naciones Unidas se encuentra reunida para la adopción de los Acuerdos de Sokovia. En el film también se afirma que 117 países han ratificado tales acuerdos, aunque no se precisa a todos.
Los Acuerdos de Sokovia son entonces un conjunto de documentos que buscaban constituirse en instrumentos de control sobre el accionar de los Vengadores. Se puede entender que los Vengadores que se vincularan a tales documentos ya no actuarían de manera independiente, sino sometidos a las Naciones Unidas, lo cual implicaría directamente: la necesidad de autorizaciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para poder accionar de ser necesitados, control de sus poderes durante sus misiones, a quiénes defenderían durante sus misiones, entre otros condicionantes de similar talante.
Aunque no se menciona en la película, en los cómics uno de los conflictos más fuertes nace a partir del tema del registro de todos los súper humanos, lo cual supone también la develación de sus identidades secretas. Esto, en principio, no significaría un problema en los hechos de la película en tanto casi ningún vengador mantiene oculta su verdadera identidad.
¿Límites al poder o instrumentos de control desmedido? Acerca de la juridicidad de los Acuerdos de Sokovia
La primera pregunta que nos surge a partir de la creación de dichos Acuerdos por parte de las Naciones Unidas es si tenían la competencia para ello. ¿Qué es lo que habilita a esta organización internacional a tomar acciones respecto a la situación desencadenada por las acciones de los Vengadores? Para entenderlo, creemos importante remitirnos al instrumento fundamental que rige a esta organización: la Carta de las Naciones Unidas.
En su preámbulo, podemos observar que uno de los fines con los que se constituyó fue el “[…] unir nuestras fuerzas para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, a asegurar, mediante la aceptación de principios y la adopción de métodos, que no se usará la fuerza armada sino en servicio del interés común […]”. Además, en su artículo 1 se consigna que entre sus propósitos se encuentran: “1. Mantener la paz y seguridad internacionales, y con tal fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz: y lograr por medios pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz;”.
A partir de estas acotaciones, podemos entender que uno de los propósitos principales de las Naciones Unidas es el velar por mantener la paz y seguridad de las naciones y sus integrantes, por lo cual es entendible que las consecuencias desatadas por las acciones de los Vengadores hayan desatado preocupación al punto que la Asamblea General de esta organización haya decidido tomar acciones al respecto. Los fines expresados en su preámbulo y en sus propósitos son los que habilitan la búsqueda por parte de esta organización de una solución al problema que se identifica.
Ahora, ¿estos Acuerdos son vinculantes de por sí? Creemos que es claro que no. Aunque la falta de datos formales y sobre el contenido de los Acuerdos de Sokovia limita mucho el análisis, podemos decir que ningún Acuerdo es vinculante por su simple regulación: existe la necesidad de una firma y ratificación para que entre en vigencia el contenido de estos. Aunque es usual que los acuerdos, en cualquier modalidad que se decidan usar, sean instrumentos vinculatorios entre Estados para la consecución de un fin común, en este caso especial comprometerían también a los Vengadores uno por uno, es decir, en la medida en que ellos decidieran obligarse por ellos.
La sujeción a un acuerdo implica la obediencia y cumplimiento de aquello pactado en este, ya que de lo contrario se podría incurrir en responsabilidad a nivel internacional. Aunque no hay información expresa, entendemos que el tipo de responsabilidad en la que incurrirían los Vengadores que firmaran los Acuerdos y los incumplieran, sería de tipo penal. Ello explicaría la repentina desaparición de Black Widow (Natasha Romanoff) tras ayudar a escapar al Capitán América y James “Bucky” Barnes durante el enfrentamiento entre el bando del Capitán y Iron Man.
¿Y qué sucede con aquellos que no quisieran adoptar las reglas establecidas por los Acuerdos de Sokovia? A pesar de que es claro que la firma de un acuerdo no es obligatoria para ninguna de las partes, en este caso especial la consecuencia para los Vengadores “rebeldes” sería la persecución y encarcelación inmediata. Ello se comprueba a través de la captura y encierro de aquellos que ayudaron al Capitán América: hay escenas donde es posible ver a Falcon (Sam Wilson), Ojo del Halcón (Clinton Barton) y Ant-Man (Scott Lang) en una especie de complejo o centro de máxima seguridad, encerrados. También es posible deducir que en ningún momento alguno de ellos fue juzgado y nos resulta obvio que, de ser capturado, el Capitán América sería encerrado (en el mejor de los casos).
Al tener estos hechos, debemos cuestionarnos: ¿de verdad los Acuerdos de Sokovia buscaban solo ser un mecanismo de control y limitación al poder de los Vengadores? Al manifestar su desacuerdo durante una discusión con Tony Stark, el Capitán América expresa su preocupación por el peligro que significaba el obligarse por esos Acuerdos: no solo se trataba de imponer un límite a su poder y cuidar que tragedias como las de Sokovia y Lagos se repitieran, sino también podría desencadenar en una manipulación de los Vengadores para los intereses de ciertos Estados.
Más allá de la organización que los Acuerdos de Sokovia buscarían imponer al grupo de los Vengadores, es posible reconocer que el poder que estos Acuerdos brindarían a quienes controlaran a dicho grupo abre la puerta a una desnaturalización de sus fines, en tanto no se limitan a establecer una sencilla supervisión, sino que estatuyen verdaderos mecanismos de control sobre ellos: lo que pretenden es gobernarlos. Aunque de por sí ello no puede señalarse como una manifestación de control desmedido, el peligro de que sea usado de esta manera queda presente.
¿Y los Vengadores regresarán?
Aunque los Acuerdos de Sokovia van perdiendo peso hacia el final de la película por un giro en los hechos, lo cierto es que su existencia queda flotando en el aire. Con el grupo irremediablemente roto, varios desaparecidos y la manifestación de desacuerdos sobre cómo deberían proceder en adelante, solo nos queda la incertidumbre de qué es lo que sucederá en adelante con estos. ¿Será que podremos ver los efectos de los Acuerdos de Sokovia en posteriores películas? Eso es algo que solo el tiempo podrá develarnos; por ahora, solo nos queda la esperanza de que quizá, en algún lugar, en algún momento, por algún noble motivo, los Vengadores vuelvan a reunirse.
[1] Instituto Tecnológico de Massachucetts.