- Diamantes de sangre: el excesivo precio de una joya
Diamantes de Sangre narra la historia de Solomon, un pescador, quien tras la destrucción de su pueblo es reclutado y separado de su familia por el Frente Unido Revolucionario de Sierra Leona, un grupo de rebeldes que luchan contra el gobierno de dicho país. Sierra Leona se encuentra en una situación de caos político y social producto de grupos subversivos que buscan situarse en el poder por medio de las armas, las cuales solo pueden ser obtenidas con dinero proveniente de la comercialización de diamantes a las principales joyerías del mundo que fingen desconocer su origen. El Frente Unido Revolucionario se dedica a la comercialización de diamantes como medio para financiar la guerra civil que encabezan mediante su extracción y envío a Liberia, ya que acuerdos internacionales prohíben la compra de diamantes de las zonas que se encuentran azotadas por conflictos en África.
Solomon es llevado a un campamento minero donde trabajan miles de hombres y niños capturados por los rebeldes quienes los obligan a buscar diamantes de entre las piedras y lodo de los ríos, forzados a trabajar en condiciones degradantes y con sus vidas en constante riesgo. La disputa por estas gemas no solo genera rivalidades entre los grupos guerrilleros que compiten por tenerlas sino también entre los capitanes de los campamentos mineros y los obligados a trabajar en estos, la apropiación u ocultamiento se paga con la vida. Pese a ello, Solomon logra esconder uno de los más grandes diamantes encontrados antes, sin embargo, después de un ataque militar al campamento es descubierto y antes de ser asesinado consigue esconder la gema y escapar. No obstante, se encontrará expuesto a delincuentes que buscan la tan preciada piedra que saben que él tiene bajo su poder y que le servirá de base para la búsqueda de su familia y de su hijo.
Por otro lado, Danny Ratcher es un ex militar de Rhodesia que se dedica al tráfico de armas y a la venta de diamantes los cuales obtiene justo de dicha actividad ilícita. Ambos personajes unirán sus vidas cuando vean chocar sus intereses. Daniel buscará a la familia de Solomon a condición de que este lo lleve hasta donde escondió el diamante. Sin embargo, en el camino ambos descubrirán que la travesía que deben seguir no será corta y juntos lucharán por liberar al hijo de Solomon, reclutado en venganza por la FUR (Frente Unido Revolucionario) y por encontrar el diamante. En esa travesía la ayuda de Maddie, una periodista norteamericana muy comprometida con descubrir la verdad y desenmascarar a los rostros detrás de dicha sangrienta red, será clave para la búsqueda de la familia de Solomon y abrirá los ojos del mundo respecto a este delito del cual son víctimas, al igual que Solomon, miles de africanos.
- Las dos caras de la moneda: la miseria africana y el lujo de occidente
En la trastienda, Sierra Leona al igual que muchos otros países de África se encuentra convulsionada por las guerras civiles iniciadas por los grupos rebeldes que buscan derrocar al gobernante y así ascender al poder. Las guerras civiles no son lo único que aqueja a África, sino también la extrema pobreza, el hambre, la enfermedad y la escasez de seguridad y salubridad en las condiciones de vida de sus habitantes que los sitúa siempre al borde de la mortalidad. Sin embargo, la lucha que dicen llevar a cabo a favor del pueblo y su gente es más bien el pretexto perfecto para la puesta en marcha de las más sangrientas y cruentas empresas comercializadoras de diamantes que son llevados a occidente a partir de Liberia, donde a través de sobornos a sus autoridades se negocia el ocultamiento de la verdadera procedencia de dichas gemas. En este contexto de pobreza, enfermedad y problemas políticos y sociales las disputas por el poder son solo un medio más para denigrar a los más desprotegidos en nombre de una lucha que no es la suya y de una victoria que no les traerá la misma bonanza que a los que la predican. Sin embargo, este clima de caos y miseria es el campo perfecto para que los más débiles sean presa fácil de brutalidad humana, quienes ponen en práctica: mano de obra esclava en los campamentos recolecta las gemas más valiosas demandadas por los países más desarrollados.
Por otro lado y en el escaparate principal y rodeado de luces tenemos el producto final: la hermosa y más variada cantidad de piezas de joyería fina y de piedras preciosas limpias ya de la sangre que en muchos casos corrió para su extracción. Estamos en las economías más ricas del mundo donde la demanda de los consumidores incrementa la ambición de las joyerías por mayores ganancias dejando de lado los escrúpulos para obtener los diamantes, que como bien conocen, provienen de los lugares azotados por las guerras civiles africanas y del trabajo forzado de miles de hombre y niños víctimas de la trata de personas. Es evidente que la trata tiene como fin principal proveer de mano de obra gratuita para la labor en los campamentos mineros pero también está encaminada a la realización de entrenamiento a niños para que sean utilizados como guerrilleros en contra de su voluntad destruyendo sus vidas y futuros.
- La trata de personas: ¿delito invisible o invisibilizado?
Solomon es capturado por las Fuerzas Revolucionarias y es obligado a recolectar diamantes en un campamento minero junto a miles de hombres y niños quienes son custodiados por los rebeldes durante sus labores. Esta explotación y sometimiento a la esclavitud de estos hombres forzados a trabajar en condiciones insalubres y degradantes configura el delito de trata de personas, considerado como la forma de esclavitud moderna. Según el informe de Trata de Personas del Departamento de Estados de los Estados Unidos aproximadamente 20 millones de hombres, mujeres, niños y niñas victimas de trata cruzan las fronteras internacionales sin considerar los que son víctimas en sus propios países como se da en este caso (1). La comunidad internacional al darse cuenta de la complejidad y el grado de lesividad de este delito aprobó el Protocolo de las Naciones Unidas para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, Especialmente Mujeres y Niños, también llamado protocolo de Palermo en base a la Declaración Universal de los derechos humanos, la Convención de Ginebra relativa a la esclavitud y el Convenio 29 de la OIT relativo al Trabajo Forzado, entre otros.
La trata de personas puede implicar el reclutamiento, transporte, traslado, acogida o recepción de personas, bajo amenaza o por el uso de la fuerza u otra forma de coerción, secuestro, fraude, engaño, abuso de poder o una posición de vulnerabilidad, o tras recibir un pago o beneficios para conseguir que una persona tenga bajo su control a otra persona, para el propósito de explotación (2). Los fines pueden ser distintos tal como lo señala el tratado en cuestión. La explotación puede incluir, como mínimo, la explotación de la prostitución de otros u otra forma de explotación sexual, trabajo forzado o servicios, esclavitud, o prácticas similares a la esclavitud, servidumbre, o remoción de órganos. Asimismo, teniendo en cuenta la condición de vulnerabilidad en la que se encuentran las víctimas el consentimiento de éstas hacia sus explotadores es irrelevante cuando cualquiera de las formas mencionadas ha sido usada. Diamantes de Sangre saca a flote la realidad que hay detrás de las sombras. La trata de personas y el trabajo forzado al que son sometidos miles de hombres, mujeres y niños azotados por la miseria y la incertidumbre de no saber en qué momento alguien vendrá a disponer de ellos como si fuesen su propiedad. Sin embargo, se trata de un delito que en el mundo entero se ha extendido desde tiempos inmemoriales y que se ha perpetuado y perfeccionado por la falta de una protección estatal adecuada y de una sociedad convulsionada por los estragos de la pobreza y la lucha por el poder.
En el Perú, de acuerdo a lo dispuesto en los tratados internacionales mencionados y en base a lo desarrollado por estos se ha implementado en la legislación nacional la tipificación de este delito a fin de buscar no solo el establecimiento de sanciones, sino también como medida del estado de cumplimiento de los tratados sobre la materia ratificados en concordancia con el artículo 2 de la Constitución Política del Perú. Asimismo, la ley No 28950 modifica el artículo 153 del código penal y regula la trata de personas de acuerdo a lo establecido en el Protocolo de Palermo, el cual fue ratificado el 2001 a través de la resolución legislativa No 27527. El código penal peruano en su artículo 153 regula el tipo de trata de personas dirigido a fines diversos, entre ellos la prostitución y la esclavitud o trabajo forzado en la minería y otras actividades muy desarrolladas en nuestro país, un crimen que trasciende fronteras y que implica de la existencia de una máquina articulada al detalle para su desarrollo e invisibilización.
- Reflexiones finales
La trata de personas en cualquiera de sus formas y fines es un delito reprochable desde muchos sentidos ya que vulnera la esencia del ser humano como sujeto libre y sobre todo porque ataca su dignidad como persona reduciéndolo a un mero objeto. Este delito vulnera diversos bienes jurídicos protegidos como la dignidad humana, la libertad y la integridad de sus víctimas quienes son deshumanizados y tratados como objetos a fin de enriquecer a quien tiene el control sobre ellos. En este punto, resulta evidente que la esclavitud de épocas anteriores se ha perpetuado silenciosamente y ha evolucionado junto con la sociedad proveyéndose de más estrategias delictivas y de medios para hacerse posible. Sin embargo, debemos considerar que como toda actividad lucrativa esta solo se incrementa y subsiste en el tiempo de acuerdo a la ley de la oferta y la demanda.
Hoy en día aunque la distribución de la riqueza este concentrada en pocas manos son justamente estas las que piden joyas y demás bienes suntuarios como manifestación de poder y status. Como en todo mercado, el crecimiento del consumo de un determinado artículo trae consigo el incremento directamente proporcional de la ambición de los comerciantes, en este caso, las grandes joyerías que se convierten en competidores furiosos por acaparar el mercado de las gemas. No obstante, cuando nos detenemos frente a los escaparates alumbrados estratégicamente para resaltar la belleza de las joyas que allí se lucen no pensamos en el proceso que hay detrás. Al igual que muchos otros bienes de consumo de menor, mayor o igual precio, los diamantes, son producto de la demanda que de ellos hace el mercado aun cuando este sea muy reducido. El dinero que mueven las grandes joyerías se encuentra en cantidades desbordantes y es en muchos casos el resultado de violaciones masivas de derechos, sufrimiento y degradación humana.
El consumidor tiene en sus manos el control de lo que elige, de aquello a lo que le da valor, y al igual que en cualquier otra industria, de la que muchas veces se tiene indicios de que se enriquece en el trabajo ajeno, es importante que se equilibre siempre la balanza hacia el respeto por la vida y la dignidad de las personas sin poner como excusa el desconocimiento. No debemos pensar que la solución es la eliminación de la industria de la joyería mundial ni la erradicación de su comercio o la abstención por parte de los consumidores, sino un consumo informado y selectivo en la medida de lo posible desde las industrias más pequeñas sobre las cuales es más simple obtener información de su funcionamiento. El “desconocimiento” o mejor dicho la indiferencia, como se ha visto a lo largo de la historia, ha sido el discurso recurrente frente a las mayores atrocidades de la humanidad cometidas a vista y paciencia de todos.
(1) “Plan Nacional de Acción Contra la Trata de personas” 2011-2016. Ministerio del interior, Lima, 2013. 2da edición. Pp. 13-40.
(2) Mayor información en: http://www.state.gov/j/tip/rls/tiprpt/2013/index.htm. Consulta: 05 de septiembre del 2016.