Patrimonio Oral
Entiéndase al patrimonio oral como “[…] los elementos y las expresiones más relevantes y significativas culturalmente. El patrimonio oral remite a símbolos y representaciones, a los “lugares de la memoria”, es decir, a la identidad”[1]. Este concepto proviene de la UNESCO desarrollado en la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (CSPCI) (2003).
Para entender este concepto, hay que conocer qué aspectos abarca el “patrimonio cultural inmaterial”. La CSPCI en su Art. 2° lo define como los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes y que las comunidades, los grupos y, en algunos casos, los individuos reconocen como parte integrante de su patrimonio cultural. El Patrimonio Oral, por tanto, es todo ese bagaje inmaterial que se transmite mediante el lenguaje y la memoria de generación en generación. Sin embargo, no hay que confundir patrimonio con cultura. En opinión de Marcos Arévalo[2]. Todo lo que se aprende y transmite socialmente es cultura, pero no patrimonio. Los bienes patrimoniales constituyen una selección de los bienes culturales.