El pasado 15 de marzo del presente año, mediante Decreto Supremo N.º 044-2020-PCM se declaró Estado de Emergencia Nacional y, con ello, el aislamiento social obligatorio con el objeto de salvaguardar la salud de la población que se ve amenazada por la propagación del Covid-19.
Es así como, tras el confinamiento, hemos sido testigos de una reducción de la contaminación ambiental; a través de redes sociales y medios de comunicación se hizo evidente el aplacamiento de la contaminación del aire y agua; sin embargo, la reducción de la contaminación sonora o acústica ha pasado desapercibida y es que, este tipo de contaminación ambiental no es tan difundido.
El 29 de abril del presente año, el Ministerio del Ambiente, a través de Diario Oficial El Peruano informó que la contaminación sonora en Lima ha disminuido tras los días de aislamiento social obligatorio que se decretó a causa del coronavirus; esta noticia no ha sido extendida pues, como se ha mencionado, este tipo de contaminación no es muy conocida ni divulgada.
La contaminación sonora es uno de los mayores problemas que viene afectando silenciosamente al medio ambiente y con ello a la vida en sociedad, si bien el tema de la noticia no es tan sonado, la reducción del impacto sonoro es algo que se viene anhelando desde hace tiempo; si bien lo anunciado por el MINAM es una noticia esperanzadora, el tema es aún latente y más cuando se ha levantado el estado de cuarentena y progresivamente las actividades se van reanudando.
Entonces, la reducción del impacto de la contaminación sonora en Lima fue producto de las múltiples medidas adoptadas por el gobierno, tales como el aislamiento social obligatorio, las restricciones en cuanto al tránsito vehicular, el restringir los derechos de libertad de tránsito y reunión, con ello el prohibir las reuniones o aglomeraciones en lugares públicos, el toque de queda, etc., todas estas medidas -prohibiciones- conllevo a que haya una descenso de la contaminación ambiental, dentro de esta, de la contaminación acústica.
Tras ello, podemos afirmar que esta disminución de la contaminación que hemos podido apreciar no ha sido por las conductas o la concientización de las personas respecto a la contaminación ambiental y sus efectos perjudiciales, o por las medidas que adoptan los estados respecto al problema en específico de la contaminación ambiental.
Si bien en los últimos años los países han empezado a tomar conciencia de este problema y han comenzado a legislar para mitigar los daños o perjuicios que se genera por este tipo de contaminación; así, también, organismos internacionales, diversos autores, entidades, universidades vienen investigando sobre el impacto que genera la contaminación acústica en las vidas de las personas; estas acciones no son suficientes y eficaces pues como veremos el efecto negativo en la salud es cada vez más preocupante.
La legislación peruana a través del DECRETO SUPREMO Nº 085-2003-PCM mediante el cual se aprueba el Reglamento de Estándares Nacionales de Calidad Ambiental para el Ruido, define a la Contaminación Sonora como “la presencia en el ambiente exterior o en el interior de las edificaciones, de niveles de ruido que generen riesgos a la salud y al bienestar humano”.
De ello se puede deducir que no todo ruido genera contaminación o riesgos para la salud; es así como, la Organización Mundial de la Salud define que un ruido es excesivo y/o dañino, cuando el sonido supera los 53 decibeles durante el día y los 45 durante la noche, por lo que recomienda no superar estos, más específicamente si el ruido supera los 120 decibeles, se considera doloroso y dañino.
Así, en un informe anual de la OMS publicado en el año 2018, se determina que los niveles de ruido tienen un impacto significativo en la salud y que es uno de los principales riesgos para la salud mental y física; asimismo, se expresa que estos niveles de ruido se presentan en fuentes tales como los medios de transporte (aviones, trenes y tráfico por carretera), pues el ruido se genera por las turbinas eólicas, otra fuente de exposición al ruido son las actividades de ocio.
Una directiva del Parlamento y Consejo Europeo ratifica el concepto ya expuesto, pues definen al ruido ambiental como el sonido exterior nocivo generado por las actividades humanas, industriales y de transporte; como nocivo especifica que son los efectos negativos que genera estos ruidos sobre la salud humana.
Previo a desarrollar o exponer los efectos que conlleva la Contaminación Sonora, debemos señalar que, en el Perú, es el Ministerio del Ambiente el encargado de la medición y coordinación de la adecuada gestión del control de los niveles de ruido en todos los medios que son fuente de este, ello en base al literal k) del artículo 5.1 del Decreto Supremo N° 002-2017-MINAM que aprueba el Reglamento de Organización y Funciones del Ministerio del Ambiente.
Habiendo precisado lo que es la contaminación ambiental y que el ruido es el sonido no deseado que perjudica la salud, debemos señalar cuáles son los problemas o enfermedades que conlleva la exposición a niveles altos de ruido.
Como bien se precisó, existen medios que generan contaminación sonora, uno de ellos y el más presente en toda sociedad y más aún en Lima, es el tráfico vehicular que se genera en la ciudad. Todos somos víctimas del congestionamiento vehicular que se genera en la capital, sea hora punta o no. Una investigación seguida por una especialista en medio ambiente y desarrollo sostenible, concluye que la fuente principal de contaminación sonora en Lima es el tráfico, pues los vehículos y megáfonos generan la contaminación acústica.
Siendo los transportes públicos o privados los que más son usados por los ciudadanos, es que se puede evidenciar más los daños a través de estos; ello se puede ver plasmado a través del primer informe anual de la Organización Mundial de la Salud, en este documento se muestra que la contaminación sonora que genera los medios de transportes es una de las principales causas de enfermedades, se señala que el ruido que se produce por estos medios produce insomnio, ataques al corazón, provoca problemas de aprendizaje y enfermedades como la tinnitus.
Bien, no es necesaria una investigación o un mapa detallado para poder saber que el tráfico en la capital genera altos niveles de ruidos, que sobrepasan el decibel máximo propuesto por la OMS. El centro de Lima es uno de los focos de contaminación sonora, pues la informalidad en Lima genera que este tipo de contaminación aumente, el congestionamiento en las avenidas principales, como lo expresa una publicación de la Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental también es un foco de emanación de ruidos excesivos y dañinos.
Este problema, como venimos advirtiendo, genera efectos negativos en la salud, tales como la perdida paulatina de la audición, trastornos de sueño, estrés, depresión, fatiga, irritabilidad; algunos de estos malestares los hemos experimentado de alguna manera, pues muchas veces los viajes que se realizan del lugar de residencia hacia el centro de trabajo o estudios son largos, son horas en las que las personas están expuestas a situaciones incomodas, ruidosas, y, por tanto, dañinas.
Un estudio realizado por la Revista Industrial Data de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos muestra a través de algunos cuadros informativos que casi cerca del 80% de los encuestados presentaba o declaraban que su salud se veía afectada por los ruidos que provenían, más que nada, del tráfico vehicular que experimentaban diario.
Otro de los medios por los cuales se genera contaminación sonora, es través de las actividades de ocio, la OMS, a través de un informe denominado “Escuchar sin riesgos”, enfatiza en lo alarmante que resultan las actividades de recreación, así como conciertos, clubs nocturnos, discotecas, bares, cines, establecimientos que brindan eventos de gran concurrencia, pues estas actividades y lugares para poder brindar sus servicios, propio de dichas actividades, generan ruidos más allá de los niveles permitidos por la OMS que ya expusimos.
Dentro de las actividades de ocio, además de las ya mencionadas precedentemente, se encuentra el que los jóvenes escuchan música a través de reproductores de audio, los cuales van directamente al oído de la persona, ello va de la mano con el anterior medio explicado, pues como el tiempo de traslado de un lugar a otro es de, incluso, horas, la persona, que en su mayoría son jóvenes, pasan casi todo el trayecto escuchando música a través de auriculares, o en su defecto, el transporte público reproduce música a altos niveles de volumen.
Respecto a este medio de contaminación sonora, la Asociación Medica Mundial, en una de sus declaraciones enfatiza que las personas no toman importancia a este tipo de exposiciones sonoras, y tampoco toman conciencia que estos ambientes y actividades de ocio conllevan a sufrir daños auditivos, los cuales son irreversibles. Del mismo modo, esta Asociación describe que los efectos negativos se materializan en la perdida o disminución de audición, problemas en el sistema nervioso, enfermedades cardiovasculares, infartos, apoplejía, afecciones en la psiquis, genera estrés debido a que conlleva a un consumo de energía, lo que trae como consecuencia el desgaste, tanto físico como mental.
La OMS, a través de una Guía para el Ruido Urbano, especifica y detalla las enfermedades que se producen por la exposición al ruido: Efectos en el sueño, en la salud mental, en el rendimiento sobre los procesos cognitivos, en la conducta del ser humano con la sociedad pues genera molestias; en este mismo documento precisa que la población vulnerable, como ancianos, experimentan perdida de audición, de habla y afección en el comportamiento social.
Tras la exposición de lo que conlleva la Contaminación sonora y los efectos negativos que produce, podemos evidenciar que los derechos fundamentales que se encuentran expuestos son, el derecho “a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de la vida” reconocido en el artículo 2º, inciso 22) de la Constitución del Perú, ello va de la mano con el artículo 1º de esta Carta Magna, toda vez que establece que la dignidad de la persona es el fin supremo de la sociedad y del Estado, pues un ambiente de paz, sano y equilibrado va a garantizar el disfrute y la protección de la dignidad humana.
Un instrumento internacional como La Declaración de Rio sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, proclama como derecho “la vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza”, a lo largo de la presente explicación se puede observar que la contaminación sonora vulnera este derecho reconocido, pues las enfermedades que se generan a raíz de este problema afectan claramente a la salud.
Asimismo, podemos aseverar que otro derecho que viene siendo comprometido es el reconocido en el artículo 7º de la Constitución Política del Perú, el cual estipula que “todos tiene derecho a la protección de su salud”, lo cual, como ya hemos explicado precedentemente, las enfermedades producto de la contaminación sonora vulneran este derecho.
La jurisprudencia nacional también se pronuncia respecto a este problema, en la Sentencia del Tribunal Constitucional, Expediente N° 0260-01-AA/TC, el colegiado en su fundamento 6 expone que “la emisión de ruidos nocivos o molestos no tolerables normalmente, penetran la esfera de la intangibilidad de la vida personal y familiar, vulnerando el derecho a no ser molestado, que forma parte del núcleo esencial del derecho a la tranquilidad”.
A modo de conclusión, hemos podido advertir que a pesar de que existen regulaciones y entidades u organismos nacionales y/o internacionales que se están encargando de emitir recomendaciones o mandatos respecto a este tema, no es suficiente, pues la población aún no toma conciencia y no puede ver que el ruido, fuera de los límites establecidos, generan graves perjuicios para la salud y para la vida en comunidad. Muchas veces, las personas minimizan o desconocen las enfermedades que conlleva la exposición a lugares o actividades que generan ruidos estruendosos.
Por ello, lo más importante, además de la normativa vigente, es la concientización; difundir y hacer llegar a toda la población la información de los efectos negativos e irreversibles de este tipo de contaminación; por ejemplo, a través de los medios de comunicación, de spots informativos, de campañas a través de redes sociales, de políticas públicas que puedan hacer efectivas las disposiciones, etc. Todo ello con la finalidad de que la contaminación acústica no sea pasada por desapercibida y que la disminución de esta no se vea solo a través de circunstancias como la pandemia, sino que sea progresivo; ya que, los avances tecnológicos y como sociedad, van a pasos agigantados.
Escrito por Briggite Alexandra Vilcapoma Apari, asociada de Foro Académico y alumna de la Facultad de Derecho de la PUCP.
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Fuente de la imagen: https://lainedita.files.wordpress.com/2017/10/silencio-repor-sonido.jpg