Un capítulo de la historia peruana fue escrito en la Ciudad Heroica una mañana del 28 de Julio de 1901. Tras un arduo trabajo de la Benemérita Sociedad de Artesanos y Auxilios Mutuos “El Porvernir” para que el intendente de Tacna, Salvador Vergara, autorice la realización de una procesión de la bandera.
Tacna y Arica celebraban la Independencia del Perú hasta 1899; pero el panorama cambió en el año 1990 debido a que tomó fuerza el proceso de chilenización. El gobernador Manuel Montt prohíbe las celebraciones de la Independencia del Perú, a lo que el diario Morro de Arica publicaba: Hoy no celebraremos el aniversario de nuestra emancipación política con el esplendor de otros años, contentándonos con levantar un altar a la patria en lo más recóndito de nuestros corazones y en el silencio que se nos ha impuesto[1]. A pesar de la prohibición, los peruanos realizaban cualquier acto de patriotismo en todas las ocasiones que eran posibles.
Al no poder celebrar el 28 de Julio de 1900, la Sociedad “El Porvenir” confeccionó una bandera de seda, con un bordado de hilos de oro, con la intención de que sea bendecida el 28 de Julio de 1901. Sin embargo, todos los pedidos presentados al intendente de Tacna, el General Salvador Vergara, para que dé su permiso, fueron denegados.
En vísperas de 28 de Julio, la Sociedad “El Porvenir” solicitó, una vez más, permiso para poder celebrar la independencia peruana. Ante la rotunda negación del intendente, la delegación de socios de “El Porvenir” indicó que “en Tacna todas las colectividades extranjeras, incluso la China, enarbolaban su bandera cuando les placía y que no era justo que sólo, los peruanos que estaban en su propio suelo, se viesen privados de esta libertad”[2]. Ante dichos argumentos, el General Vergara respondió: “tienen ustedes el permiso que solicitan; pero con la condición de que me garanticen, bajo responsabilidad personal, que al conducir la bandera por las calles, el pueblo peruano no hará manifestación alguna de carácter patriótico. Exijo, desde luego, de un modo concreto, que no haya aclamaciones, ni vivas, ni el más leve grito que signifique, ni remotamente, una provocación para el elemento chileno”.[3]
Con la aceptación de la delegación procedió a iniciarse todos los preparativos. A las diez de la mañana del 28 de Julio de 1901, la bandera fue llevada a la iglesia de San Ramón para su bendición. Concluyó la bendición con un canto de Te Deum Solemne para luego apreciar la oración “La Cruz y la Bandera” realizada por el vicario doctor Alejandro Manrique. Todo finalizó con la frase: “Tacneños, confiad en Dios. Seguid siendo leales a la patria y a la bandera que es su símbolo sagrado. ¡Confiad en el porvenir, donde ha de brillar el fulgor de la justicia y de la libertad!”.[4]
Inició la Procesión de la Bandera y se dirigía a la Plaza de Armas. La procesión avanzaba lentamente mientras que la población tacneña la sumaba. “Un mutilado de la guerra de 1879 cuyo nombre no se ha conservado, trabajosamente, sosteniéndose apenas sobre sus muletas, se aproxima a la bandera y besa sus pliegues; con aquel beso casto, tierno, cálido y divino que el hijo fiel y cariñoso deposita sobre la frente envejecida de la madre”.[5]
En la intersección de las calles San Martín y Arias Aragüez, un joven apellidado Soto lanza un “Viva el Perú”, lo que es coreado por la procesión. La procesión finalizó en el antiguo local de “El Porvenir”, donde el Cantor del Cautiverio declama Himno Rojo.
“Rojo fue el blasón que usaron sobre se cota de malla los caballeros cruzados. Roja es la lengua que canta y maldice a los tiranos, y roja, en fin, roja y blanca, la bandera que más amo: ¡la bandera de mi patria!”[6]
Las últimas estrofas de este magno poema se deslizaron lentamente en los corazones de los tacneños. La emoción hizo que, de manera instintiva, pronuncien un “Viva el Perú”. Obras como esta fueron inmortalizadas en las páginas de nuestra historia y hoy la hacen Patrimonio Cultural de la Nación, por la resolución Directoral Nacional 1191/INC. Ciertamente, en Tacna no termina el Perú, allí comienza la Patria.
[1] Manuel Romo Sánchez (2006) Archivo Masónico: La Masonería en Arica en el siglo XIX. N° 8. Santiago de Chile. p. 24. Visto en: http://web.archive.org/web/20070929163150/http://www.manuelromo.cl/Files/ARCHIVOMASONICO8.pdf
[4] ZORA CARVAJAL. F (1954). LA PROCESION DE LA BANDERA “TACNA: HISTORIA Y FOLKLORE”. Editor: J. Mejia Baca & P. L. Universidad de Indiana. PP.325-328.