El movimiento de “Moda sostenible o sustentable” nació en Reino Unido de la mano de Kate Fletcher en el año 2007 y tiene como principales objetivos: el cuidado del medio ambiente, la utilización de materiales orgánicos, la protección de los derechos laborales de los trabajadores y la lucha contra la explotación infantil.
Este movimiento promueve que los compradores vean más allá del producto que adquieren, es decir, no basta con comprar un vestido porque es lindo, sino que también se llama al público a reflexionar sobre la manera de cómo ha sido elaborado; por ejemplo, si en su fabricación se ha tenido en cuenta el cuidado al medio ambiente, si se han utilizado insumos orgánicos para elaborarlo, si las personas que han trabajado para producirlos lo han hecho en las condiciones adecuadas, entre otros aspectos.
Con este movimiento nace, también, el concepto de “Consumo Responsable”, es decir, no se trata de adquirir menos ropa sino de cambiar nuestra percepción hacia ella. Consiste en cambiar nuestros hábitos de consumo y tomar conciencia de que al comprar un producto también debemos conocer cómo se ha elaborado, considerando el impacto de los materiales empleados, la prevención contra la contaminación y la durabilidad de los productos.
El movimiento de moda sostenible tiene como principales características ser: a) Eco-Friendly, es decir, lucha porque no se dañe el medio ambiente, evitando contaminar el agua con el uso de los tintes que tiñen las telas o reduciendo las emisiones de carbono (bonos por carbono), utilizando materia prima de alta calidad (en el Perú, por ejemplo, contamos con el algodón pima o la baby alpaca; materiales que son muy reconocidos a nivel mundial) y b) Aspecto Social, el cual surge en respuesta al abuso cometido en el pasado por talleres textiles en donde se contrataba a obreros en condiciones irregulares laborales.
Cabe recordar que en Bangladesh, en el 2013, a raíz del derrumbe en las fábricas textiles ubicadas en el Edificio Rana Plaza, en donde murieron más de 1000 personas, se descubrió que muchos trabajadores eran niños, inmigrantes y personas que trabajaban en condiciones infrahumanas. Tal es así que, a partir del 24 de abril de 2014 hacia adelante, se conmemora el Fashion Revolution Day[1] reivindicando y exigiendo a las empresas manufactureras que contraten a su personal con las condiciones mínimas de trabajo. Producto de esta tragedia que remeció a la industria de la moda, sirvió de punto de partida para la elaboración del documental “The True Cost”, producida por Andrew Morgan que descubre las verdaderas condiciones de vida de los trabajadores de ese país[2].
Respecto a este movimiento, el Derecho no es ajeno. Con relación al ámbito social, la moda sostenible exige a las empresas manufactureras que contraten a su personal con condiciones mínimas de trabajo, respetando lo establecido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el Pacto de las Naciones Unidas y en los convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Es decir, se opone a contratar a personas que trabajen de manera forzada o se encuentra en contra del trabajo infantil en condiciones abusivas.
En ese sentido, el Derecho Laboral cumple un rol de mucha importancia, dado que no solo se utiliza como herramienta para la contratación del personal que trabaja como operario en las fábricas textiles, sino que también para todos los trabajadores que laboran en los locales de retail y en sus respectivas oficinas administrativas.
Respecto al tema ambiental, en nuestro país, en algunos casos se tiene la obligación de contar con estudios de impactos ambientales. Asimismo, es opcional cumplir con los requisitos de Comercio Justo[3]. Estas organizaciones de Comercio Justo buscan crear conciencia de la necesidad de producir y consumir responsablemente, donde se respeten el entorno social, el medio ambiente, condiciones de trabajo dignas, un pago justo, entre otros principios. Por ejemplo, tenemos el Flocert que es el sello de la Certificación “Fairtrade”[4], el cual otorga un garantía de calidad a un producto que se encuentre cumpliendo con una serie de prácticas justas a lo largo de toda la cadena de suministro y que ya son solicitados por compradores internacionales. En el Perú existe el programa de Buenas Prácticas de Comercio Justo (Peru Fair Trade), que ha sido impulsado por Promperú.
Por otro lado, también está en surgimiento el Sistema B, que es una organización internacional que otorga su certificación a las empresas que además de tener un fin lucrativo, tienen un propósito social y medio ambiental, exigiéndoles incluso que modifiquen su estatuto social.
Asimismo, en el Perú se lanzó al mercado el 24 de abril de 2017 el directorio de la Asociación de Moda Sostenible del Perú (AMSP)[5] mediante el cual se afiliaron más de 70 empresas dedicadas a fabricar prendas y accesorios que tienen por objeto ser sostenibles, que buscan un consumo responsable y promueven los valores de la Moda Sostenible.
Esta asociación a su vez divide la Moda Sostenible en cuatro (4) categorías, las cuales son:
1. Moda Tecnológica
Se le conoce también como Moda Inteligente, en el que usa la tecnología para buscar hacer el bien de las personas o medio ambiente. Su principal característica es confeccionar prendas wearables technology que permitan mejorar la salud de las personas, como los polos antisudorantes, aquellos que protegen de los rayos ultravioletas, entre otros.
2. Moda Étnica
Consiste en revalorizar, recuperar y/o promover las técnicas, procedimientos y diseños ancestrales o de comunidades autóctonas de un determinado país, como por ejemplo en el Perú tenemos el uso de la pollera con la marca “Las Polleras de Agus”.
3. Moda Ecológica
Busca sintonizar entre el sistema ecológico y el económico, es decir, desarrollarnos pero sin afectar los recursos naturales para lo cual también le gusta innovar en materiales o reciclar; como por ejemplo, el vestido de Emma Watson que lució en el Met Gala de 2016 hecho de botellas de plástico.
4. Moda Ética
Su principal característica es el respeto de los derechos humanos y laborales, este busca que todas las personas que trabajen en la industria se desarrollen y crezcan tanto personal como profesionalmente.
Conclusiones
Considero que todas las empresas que se dedican a la industria de la Moda y textil deberían respetar los derechos de laborales y humanos en general, así como evitar dentro de sus procesos contaminar el medio ambiente.
Como verán, este movimiento refleja el sentir de un sector de los consumidores de moda quienes nos muestran, a través de su compra, sus valores, estilos de vida y personalidad.
(*) Fuente imagen: www.esan.edu.pe
[1] http://fashionrevolution.org
[2] http://truecostmovie.com
[4] http://www.flocert.net/es/