- Introducción
Juan es un peruano de 40 años. Es libre. Y, siguiendo a Friedman, una parte esencial de la libertad económica es la libertad de elegir cómo usar nuestros ingresos: cuánto gastar en nosotros mismos y en qué artículos; cuánto ahorrar y en qué forma; cuánto dar y a quién[1].
Juan desea que esa libertad no lo conduzca a la bancarrota, por eso se educa financieramente y aprende sobre productos y servicios financieros, pero no solo eso. También aprende sobre actitudes[2], sabe, por ejemplo, que debe evitar el sobreendeudamiento. Sin embargo, Juan, además de libre, es humano. Y los humanos no somos completamente racionales.
En junio, Juan pagó precios exorbitantes por el álbum oficial del Mundial Rusia 2018, ¿olvidó Juan los conceptos básicos de educación financiera que había aprendido? En absoluto. Lo que ocurre es que existen aspectos irracionales o emotivos detrás de las decisiones que tomamos. Lo racional y lo irracional son aspectos divisibles conceptualmente pero indivisibles en la realidad.
Pero hay más: muchas de las personas que reciben educación financiera ya tomaron decisiones irracionales o emotivas, pero además de carácter irreversible. Por ejemplo, ya tienen un número alto de hijos, una carrera que paga poco, etc. ¿Qué hacer en esos casos? ¿Es que entonces la educación financiera pierde sentido?
Así las cosas, el presente artículo tiene por objeto analizar el criterio de oportunidad de la educación financiera, vale decir, su validez en los casos de personas que han tomado decisiones irreversibles, muchas veces irracionales, que parecen conspirar contra su crecimiento financiero.
2. El objetivo de la educación financiera
La Encuesta Nacional de Medición de las Capacidades Financieras 2014[3] reveló que una gran cantidad de peruanos carece de conocimiento, habilidades y actitudes para administrar sus finanzas de manera correcta. Evidentemente, esta es la razón principal por la que muchas personas no utilizan los productos financieros. ¿Cómo podría usar dinero electrónico[4] alguien que no sabe qué es o para qué sirve?
La referida encuesta reveló, además, que cerca de la mitad de la población no cuenta con un presupuesto y que el 68% de la misma declaró que tuvo problemas para llegar a fin de mes, al menos una vez durante el año anterior. Además, que las mujeres, pobladores de áreas rurales así como las personas que solo cuentan con educación primaria tienen un bajo conocimiento de los conceptos básicos de cultura financiera y poca habilidad para realizar cálculos (cómo calcular intereses, conocer el interés compuesto e inflación y diversificación de riesgos) que son necesarios al momento de tomar decisiones informadas sobre sus finanzas personales.
Ante esta problemática existe una preocupación interinstitucional por mejorar las competencias y capacidades financieras de todos los segmentos de la población para una adecuada toma de decisiones y un mejor control de sus propias decisiones financieras. El objetivo final de la educación financiera es mejorar las competencias y capacidades financieras de todos los segmentos de la población para una adecuada toma de decisiones y un mejor control de sus propias decisiones financieras (el subrayado es nuestro).
Así las cosas, ¿qué conspira contra nuestra educación financiera?
3. Comportamiento no racional de las personas
Las decisiones que tomamos impactan en nuestro bienestar económico, siempre deberemos luchar por tomar decisiones financieras correctas. Sin embargo, en algunas decisiones muy importantes existe detrás un componente irracional que resulta inocultable. Como decían Thaler y Sunstein, las investigaciones han planteado serias dudas sobre la racionalidad de muchos juicios y decisiones del hombre[5].
A continuación, mostramos algunas decisiones que probablemente tomaremos o hayamos tomado en la vida, en las cuales subyace un componente racional e irracional o emotivo a la vez:
3.1. La elección del modo de ganarse la vida
Es muy racional elegir estudiar para tener mejores perspectivas para afrontar la vida desde un rol técnico o profesional. No obstante, la decisión de qué estudiaremos es completamente emotiva y hasta azarosa. Los estudiantes no deciden en función de los rankings que emite el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo[6], sino de la vocación o, incluso, del azar. Más aún, existen casos de personas cuya voluntad de estudiar colisiona con sus posibilidades económicas de hacerlo, razón por la cual no realizan estudios.
3.2. La elección de independizarse
Es plenamente racional elegir dejar el hogar para crecer personal y profesionalmente. Sin embargo, la decisión depende de muchos factores irracionales. Así por ejemplo, la comodidad que resulta de vivir en la casa de los padres puede determinar que la persona asuma la decisión de quedarse. Los famosos “adultecentes” son los que adoptan un comportamiento que resulta divergente frente a la conducta acorde con la edad del sujeto[7].
3.3. La elección de tener hijos
Los resultados de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES)-2017 dieron a conocer que en nuestro país las mujeres tienen en promedio 2,4 hijos. Sin embargo, en determinados espacios (Loreto) las madres tienen en promedio 3 a 7 hijos.
Los hijos cuestan. Criar a un hijo requiere cubrir determinadas necesidades materiales inmediatas, tales como alimentación, vestimenta, educación, salud, transporte y vivienda (que eventualmente puede incluir gastos complementarios, como el cable, el internet, etc.)
Decidir tener o no tener hijos, así como el número de estos, podría constituir una decisión emotiva, más no financiera. La planificación familiar (para elegir cuántos, cuándo y cada cuánto tiempo tener hijos) es un ítem el que el Ministerio de Salud peruano trabaja con esmero a sabiendas que es un problema público importante.
3.4. La elección de vivir una vida sana
Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), las principales causas de muerte en el Perú son de índole neoplásico y enfermedades cardiovasculares[8]. Ambas causas de muerte son pasibles de ser controladas a través del control de determinados comportamientos como fumar y evitar el consumo de alimentos que incrementen el colesterol. Sin embargo, irracionalmente siguen habiendo fumadores y consumo alto de grasas.
4. El criterio de oportunidad de la educación financiera
La educación financiera tiene por objeto mejorar las competencias y capacidades financieras de todos los segmentos de la población para una adecuada toma de decisiones y un mejor control de sus propias decisiones financieras. Conforme hemos visto, no obstante, muchas de sus decisiones con gran impacto financiero son de naturaleza irracional o al menos emotiva.
¿Qué hacer en los casos en que ya se han tomado decisiones irracionales de naturaleza irreversible?
Pues, creemos que siempre es bueno que las personas cuenten con educación financiera, especialmente si se encuentran agobiados a consecuencia de decisiones como las descritas en el acápite anterior.
No poseer educación financiera puede llevarlos a la autodestrucción financiera (egresos mayores que ingresos de forma sistemática) que, a su vez, genera preocupación, estrés, problemas de pareja, problemas de familia, crisis emocionales, vivir una vida sin libertad, todo lo cual finalmente conduce a un perjuicio de la salud.
En cambio, poseer la educación financiera puede llevarlos a salir del agobio (ingresos mayores que los egresos). Evidentemente, al inicio – como ocurre a todos- encontrarán dificultades para ahorrar, pero luego podría darse ese ajuste temporal que nos lleve a corregir aquello que nos llevó a la situación de agobio, principalmente a través de un esquema en el que sí podemos ahorrar.
Se pasa a generar autoconstrucción financiera y, consecuentemente, a un esquema de vida donde el ahorro forma parte de un estilo de vida que tiene por estrategia la generación de capital. Finalmente, contar con educación financiera posibilita una mejor formación de los hijos, con la finalidad de que no incurran en decisiones que conspiran contra el bienestar financiero.
BIBLIOGRAFÍA
- Encuesta de Medición de Capacidades Financieras en los Países Andinos. Informe para Perú 2014.
- Friedman, M., & Friedman, R. D. (1990). Free to choose: A personal statement / Milton & Rose Friedman. San Diego: Harcourt Brace
- SUNSTEIN, Cass R.; THALER, Richard H. Un pequeño empujón (nudge): el impulso que necesitas para tomar las mejores decisiones en salud, dinero y felicidad, Editorial: Taurus, 2017.
[1] Friedman, M., & Friedman, R. D. (1990). Free to choose: A personal statement / Milton & Rose Friedman. San Diego: Harcourt Brace. P 65.
[2] «Actitudes» significa tener la motivación y las percepciones adecuadas para planificar el futuro, mediante el ejercicio del autocontrol y la toma de decisiones proactivas, así como la confianza en uno mismo para tomar decisiones financieras informadas y relacionarse con el sistema financiero.
[3] La Encuesta de Medición de las Capacidades Financieras en Perú fue coordinada por la SBS y ejecutada por la Corporación Andina de Fomento (CAF). Se cubrieron las áreas tanto urbanas como rurales.
[4] El dinero (que se puede utilizar para pagos) se encuentra almacenado en dispositivos electrónicos, tales como los monederos electrónicos (tarjetas pre-pago), computadoras y los teléfonos celulares. Este producto ha sido concebido como un medio de pago en transacciones de bajo valor, especialmente útil para personas que viven alejadas de zonas urbanas, puesto que el empleo de dinero electrónico puede realizarse sin necesidad de crear una infraestructura física de agencias. Según la Ley que regula las características básicas del dinero electrónico como instrumento de inclusión financiera, aprobada por Ley N° 29985[4], el dinero electrónico es un valor monetario representado por un crédito exigible a su emisor, el cual tiene las siguientes características: a) Es almacenado en un soporte electrónico; b) Es aceptado como medio de pago por entidades o personas distintas del emisor y tiene efecto cancelatorio; c) Es emitido por un valor igual a los fondos recibidos; d) Es convertible a dinero en efectivo según el valor monetario del que disponga el titular, al valor nominal; y, e) No constituye depósito y no genera intereses. Cabe indicar que la regulación ha establecido que el dinero electrónico puede ser emitido por los Bancos, Cajas, Financieras y Edpymes, siempre y cuando que sean autorizadas para tal fin.
[5] SUNSTEIN, Cass R.; THALER, Richard H. Un pequeño empujón (nudge): el impulso que necesitas para tomar las mejores decisiones en salud, dinero y felicidad, Editorial: Taurus, 2017. p. 21.
[6] El Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) emite un ranking denominado Ponte en carrera, que detalla las remuneraciones promedio que se obtienen en diversas carreras profesionales y técnicas que se ofrecen en el país.
[7] El neologismo “Adultescente” describe a aquella persona, varón o mujer, que nunca pudo superar la etapa de la adolescencia a pesar de que etariamente ya debería ser un adulto, pensando y actuando como este último.
[8] Principales causas de mortalidad. Fuente: INEI, 2015.